La manteca de cerdo
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A la gente le asusta un poco la manteca de cerdo. No hay que descartarla para cocinar, ya que nutricionalmente -para lo bueno y para lo malo-, es más o menos como usar mantequilla. Además, en repostería, la diferencia de sabor a veces ni se nota (ya lo veréis cuando os cuente nuestro experimento con bollos suizos). La manteca de cerdo se utiliza en mucha de la repostería tradicional española y, desde luego, en todos nuestros dulces navideños. Es como la mantequilla de nuestro país y, en la preparación de bollos y galletas, es una gran alternativa para los alérgicos a los lácteos. Mucho mejor que cualquier margarina, que suelen tener nocivas grasas vegetales hidrogenadas y una estupenda variedad de aditivos.

La manteca de cerdo se encuentra en cualquier supermercado, aunque hay que saber que la industrial lleva muchos conservantes, algunos no muy de fiar. Mi amiga Elena me trajo el año pasado una de su pueblo que no tenía nada de nada. En la nevera se ha conservado perfectamente desde hace meses. También la clásica lard inglesa, que se consigue en tiendas especializadas de alimentación, es manteca de cerdo sin aditivos.