El día que encontré, en una tienda eco de Lisboa, una tableta de chocolate sin leche, sin soja y sin trazas, Julia tomó por primera vez en su vida un cremoso helado de chocolate. Fue el verano pasado. Tenía 5 años y se manchó la cara, las manos, la camiseta y las piernas. Se chupó los dedos como debe ser… Este helado es delicioso para toda la familia. Cremoso y exquisito, sabe muchísimo a chocolate.

Lo sorprendente de esta receta, que adapté de un recetario on-line que me encanta, Smitten Kitchen, es que la cremosidad se la dan la maicena y unas pocas onzas de chocolate negro, pero parece que llevase nata.

Cuando se ha derretido el chocolate, añado la maicena, la leche de arroz, el cacao en polvo y el azúcar. Al cabo de un rato tendremos una crema muy apetitosa. Para evitar que se forme hielo, un chorretón de aceite de oliva (prometo que no se nota). La receta es fácil y rapidísma.

Unos bonitos moldes de polo o unos mini tápers de colores los hacen deseables a ojos de los niños (no sólo de los alérgicos). Agradeceréis esta receta si miráis los ingredientes de los helados industriales, incluso de los que dicen ser artesanos. Os daréis cuenta de que muchas veces no estamos tomando helado, sino un batido de aditivos.

Luego al congelador… Y voilá!

Esta receta requiere unos 15 minutos de preparación + 3 horas como mínimo de reposo en el congelador.

Receta

Sin lácteos, sin soja, sin frutos secos, sin huevo, sin gluten

Ingredientes

  • 30 gr. de chocolate negro sin alergenos, en trozos pequeños
  • 70 gr. de azúcar
  • 1 cucharada y media ó 2 cucharadas de maicena ecológica
  • 1 cucharada y media de cacao puro en polvo
  • 300 ml. de leche biológica de arroz (o cualquier leche animal o vegetal)
  • Una pizca de sal
  • Media cucharadita de extracto de vainilla
  • Media cucharada de aceite de oliva virgen extra
  1. En el fondo de una olla mediana, a fuego muy suave (yo lo pongo al 2 en la vitrocerámica), colocamos el chocolate, removiendo sin parar una vez que empiece a derretirse.
  2. Cuando se haya deshecho, añadimos el azúcar, el cacao en polvo, la maicena y la sal. Vamos añadiendo la leche poco a poco. Removemos bien hasta que vayan desapareciendo los grumos y subimos un poco el fuego, a fuego medio. Este método de trabajar con maicena me resultó un poco raro, pero funciona muy bien. Hay que estar removiendo la mezcla sin parar entre 5 y 10 minutos.
  3. Cuando la mezcla espese, la mantenemos un par de minutos más sin parar de remover y la retiramos del fuego. Añadimos el extracto de vainilla y el aceite de oliva crudo. Mezclamos bien.
  4. Añadimos la mezcla caliente a los moldes y lo metemos en el congelador. Necesita toda una noche para estar bien helado, pero en tres horas más o menos podríamos comérnoslo si tenemos mucha prisa (o mucha hambre).

Yo me llevo los helados a cualquier fiesta o comida en una maletita de congelados, con esos contenedores de plástico helados. Los llevo en su molde y al llegar los meto en el congelador del anfitrión. Se derriten más rápido que los helados industriales, pero es cuestión de organizarse.